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EL CINE COMO COMPLEMENTO EN LA ENSEÑANZA DEL TANGO

Marcelo Carte, profesor en el Departamento de Folklore, UNA



Este trabajo, parte de la tesina presentada para la Licenciatura en Folklore, pretende ser un aporte, en calidad de recurso didáctico, para el rescate de los pasos y/o figuras del Tango practicados durante la década de 1930.

Así como la imagen se ha convertido en un elemento fundamental para la educación y como apoyo para representar la historia, el cine nos puede ayudar a entender el modo en que ocurrieron determinadas situaciones, o al menos acercarnos a lo que pudieron haber sido. Aunque en el caso del tango baile no podemos tomar al cine como relato histórico, es posible utilizarlo como recurso didáctico que desentrañe hechos sociales relevantes, entrecruzando información con bibliografía de la misma época. Para tal fin, tomaremos como punto de partida el film “¡Tango!” de Luis Moglia Barth y los libros El arte de bailar; antaño y hogaño de Francisco Comas y El arte de aprender a bailar de Manuel Silva; los tres producidos en 1933, 1932 y 1931 respectivamente.


El objeto aquí es servirnos del aporte que nos brinda el cine y poder rescatar, analizar, comparar y mecanizar los pasos y/o figuras del tango para su posterior aplicación en la enseñanza académica. Partiendo de aquella primera película sonora que se estrenó en la Argentina, analizaremos y mecanizaremos los pasos y/o figuras que realizan los bailarines que completan , la escena, es decir, aquellos que ofician de extras bailando alrededor del protagonista o figura principal pues consideramos que no recibieron la marcación para bailar de manera llamativa, artística o fantasiosa, sino que lo hacían al modo de la época (1933). Después, entrecruzaremos el análisis cinético obtenido con información bibliográfica contemporánea al film, para que, en una comparación crítica, podamos establecer determinadas probabilidades del hecho coreográfico histórico.

Se trata de explorar las potencialidades pedagógicas del cine en el análisis de la evolución coreográfica del Tango, pues sus producciones “se constituyen en obras fundamentales como fuentes de investigación histórica y como medio didáctico” (Zubiaur Carreño, 2005).  

Existen al respecto ventajas y limitaciones, ya que el cine es una forma de comunicación muy compleja en la que interactúan diversas variantes: la historia o argumento que se pretende contar, la visión del autor de esa historia, el punto de vista del director de la película, la sociedad a la que está dirigida, el contexto sociopolítico, cultural y económico que se quiere representar, el contexto en el que se está filmando y lo que el espectador lee de esa producción. De todos modos, las imágenes en movimiento mos ptoporcionan con más fuerza el relato de un pasado y nos pueden ayudar a completar aquello que los escritos no logran mostrar.

El uso de un film como soporte nos plantea como interrogantes: ¿hasta qué punto permite acercarnos a entender los pasos y/o figuras del tango? y ¿posee en sí mismo valor como documento o testimonio histórico?

Desde su aparición a fines del siglo XIX, el cine mostró acontecimientos históricos y reflejó ideologías y cosmovisiones de la época. De ese modo cabe decir que el cine puede ser considerado una rica fuente de la historia que incorpora lo visual y, más adelante, lo sonoro” (Mell, 2014). Aquí encontramos el primer inconveniente: muchas películas evocan escenas donde la acción transcurría en el 1900/1910; sobre todo en las cuatro primeras décadas del siglo XX, cuando se reconstruía el ambiente, el atuendo, la arquitectura, incluso las evoluciones coreográficas y pasos de los bailarines. Por ejemplo, en el film “¡Tango!”, el Cachafaz recrea un estilo que pertenecía al 1900/1910, aunque el resto de los bailarines que ofician de extras no bailan con el mismo estilo.

En cuanto al tango como tema argumental: “Cuando el cine nacional pretende superar sus balbuceos, dando el obligado paso al largometraje, el tango se convierte en una de sus primeras incitaciones descriptivas, insoslayable de una realidad que lo va incorporando por sobre resistencias o prejuicios” (Couselo, 1977).

En esta propuesta no consideramos importante cuestionar si el cine falsea, minimiza o entorpece la verdad histórica, sino poder utilizarlo como una herramienta, entre otros documentos de información para acercarnos a la realidad.

Otras fuentes, como la imagen estática (fotografía) y los documentos escritos (textos, álbumes, etc.), no logran transmitir la manera, el carácter, el estilo del abrazo, el modo de caminar y ejecutar las combinaciones de las distintas figuras; por tanto “las imágenes resultan más accesibles que las palabras y su mensaje es mucho más masivo e impactante que el recibido desde otros medios” (Zubiaur Carreño, 2005)-

El cine nos da la posibilidad de ver en el presente algo que ha pasado y observar los movimientos. La película de Moglia Barth, cuyo título sintetiza el contenido específico, contiene abundantes escenas en las que se puede apreciar el tango bailado y, además, es el primer film argentino en el cual el sonido está adosado a la cinta (sonido óptico llamado Movietone), lo que permite detectar con claridad la fonética de los pasos.

Nuestro análisis cinético se concentra en los bailarines que completan la escena alrededor de la pareja principal, ya que, como dijimos, no habrían recibido una marcación para bailar de manera llamativa, artística o fantasiosa −como sí lo hizo el Cachafaz.

Mecanizamos los pasos y/o figuras que ejecutan los bailarines en la primera escena, donde se ven parejas bailando tango (aquí nos excede considerar las realizadas en el resto de las escenas, por lo que solo presento a modo de ejemplo las tres primeras figuras). Cabe aclarar que, al buscar un método para la descripción de los pasos, hemos adoptado el que utiliza Héctor Aricó en su libro Tango tradicional.

La escena seleccionada se desarrolla en un patio de conventillo, donde Alberto (Alberto Gómez) es un cantor de tango que está enamorado de Tita (Tita Merello), una chica del barrio que no advierte sus expresiones de amor y decide irse con Malandra (Juan Sarcione), hombre de mala fama en el barrio. El baile lo inicia José Ovidio Bianquet,“el Cachafaz”, e Isabel San Miguel, luego se van sumando Tita Merello y Juan Sarcione y varias parejas más, de las cuales nos interesa observar a las que ofician de extras. Aquí se podrán observar las escenas analizadas para este trabajo: https://youtu.be/qBRxssxnyBY



Las siguientes mecanizaciones son las realizadas por los bailarines en orden de aparición:

1ra pareja: Movimientos: 8

Fonética: 1´- 2´- 3´4 - 5´- 6´- 7´- 8´

2da pareja (Tita Merello y Juan Sarcione): Movimientos: 4

Fonética: 1´- 2´- 3´4

3ra pareja: Movimientos: 5

Fonética: 1´- 2´- 3´- 4´ 5

Parte de los textos que a continuación describiremos emplean el método de gráficos de plantillas (suelas) con explicaciones de los tiempos y medios tiempos para la ejecución de cada paso (prof. Manuel Silva) y mecanizaciones con duración musical de los pasos (prof. Francisco Comas).

Método de gráficos de plantillas (suelas) del prof. Manuel Silva


Uno de los primeros temas que abordan ambos autores es la salida; determinar con qué pie se debe comenzar a bailar. El profesor Comas dice al respecto: “Aun siendo un detalle fundamental, como lo es el movimiento que marca la salida del baile, no ha sido aún concretado en forma definitiva si se ha de salir con el pie derecho o el izquierdo”; pero luego sentencia: “Un sistema de enseñanza para que sea eficaz y de buenos resultados debe ser lo más simplificado posible, lo cual nos aconseja la salida para adelante con el pie derecho y atrás con el izquierdo”. En tanto el profesor Silva determina: “Los pies muy juntos; debiendo, para avanzar, partir con el pie derecho; y para retroceder, con el izquierdo”.

Comas hace luego una reflexión acerca de los discípulos o expertos bailarines: “¿Habrá alguna diferencia para el bailarín, en estas condiciones, en salir con uno u otro pie? ¿Podrá asegurarse que la dama en ambos casos comprenda perfectamente con qué pie ha de avanzar o retroceder? Muy hábil tiene que ser el bailarín que pueda afirmar tal cosa en absoluto” y describe una técnica para indicar a la mujer con qué pie salir (lo que se conoce como marcar, marcación o llevar), comenzando el varón con un pequeño paso con el pie izquierdo.

En varias escenas de la película “¡Tango!” se puede observar que los bailarines, indistintamente, comienzan a bailar con uno u otro pie sin que esto modifique su ejecución; de hecho, en las mecanizaciones de los pasos y/o figuras se puede observar que unos comienzan con el derecho y otros con el izquierdo.

Los pasos que se describen en ambos textos poseen similitud en el recorrido y en la ejecución; son pasos caminados y combinaciones de los mismos. Están explicados o dibujados los movimientos del varón, aclarando que la mujer realiza los mismos movimientos, pero retrocediendo o en sentido contrario, o son simétricos a los del compañero. A modo de ejemplo, en forma de cuadro comparativo, presentamos dos de los tantos pasos que son coincidentes −en dirección, movimientos y forma de ejecución− en la película “¡Tango!” y los textos de Comas y Silva:

Después de observar las posibilidades y el poder de la imagen del cine como elemento fundamental para la enseñanza y apoyo al relato de la historia, podemos asegurar que, si bien no es un documento histórico, nos acerca notablemente a lo que pudo haber sido y nos da la oportunidad de rescatar los pasos y/o figuras, la manera y los estilos del tango de la década del ‘30.

Nos concentramos en los bailarines que completan la escena, bailando alrededor de la figura o escena principal, ya que consideramos que no respondían a marcaciones de coreógrafos o directores. Eran bailarines espontáneos de tango porque en esa época era una danza vigente y, por lo visto y expuesto en las mecanizaciones, sus realizaciones son sencillas (como todo lo popular), son repetitivas pues mantienen un patrón coreográfico estable, y la diversidad de posiciones del abrazo confirma que cada pareja tiene su forma y manera de bailar. Desde el análisis cinético, los pasos y/o figuras de la película “¡Tango!” coinciden, en la forma de ejecución, con las descripciones de los textos confrontados: paso caminado (de avance o retroceso), pasos laterales hacia la izquierda y a la derecha, cruce de pie por delante o por detrás del pie de base, juntar a la par, pivotes, cadencias (en avance y giradas), entre otras formas simples de desplazamiento. Además, es importante señalar que los pasos y/o figuras coinciden en su recorrido y ejecución, tanto en los ambientes del conventillo (primeras escenas) como en los salones (escenas posteriores); por lo tanto, las diferencias son sólo una cuestión de estilo en la ejecución y no de forma.

Por más que se hayan publicado métodos y libros sobre cómo bailar y aprender a bailar en 1931 y 1932, y nos ofrezcan gráficamente cuáles eran los pasos y/o figuras del tango que se realizaban en la década del ‘30, el uso de las películas, su análisis, mecanización y confrontación con otras fuentes de información, completa de un modo enriquecedor la idea del pasado, pudiendo rescatar en parte, aquello que se fue transformando y en algunos casos quedó en el olvido. El cine nos da la posibilidad de ver, en el presente, algo que ha pasado. No nos olvidemos de esa forma de bailar; no perdamos la memoria, porque en el pasado están las respuestas sobre el origen de nuestro baile del presente.

 

Bibliografía

Aricó, Héctor, Tango tradicional, Todocopia, Buenos Aires, 1997.

Comas, Francisco, El arte de bailar; antaño y hogaño, edición del autor, Buenos Aires, 1932.

Couselo, Miguel, “El tango en el cine”, en La historia del tango, tomo VIII, Corregidor, Buenos Aires, 1977.

Dinzel, Rodolfo, El tango; una danza, Corregidor, Buenos Aires, 1994.

Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega”, Antología del tango rioplatense; desde sus comienzos hasta 1920, vol. 1, edición del Instituto, Buenos Aires, 1980.

Lima, Nicanor, El tango argentino de salón; método de baile teórico y práctico, Buenos Aires, 1916.

Mell, Natacha, El cine como fuente de la historia. La representación audiovisual de la localidad bonaerense de Avellaneda, Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda, Ed. UNL y Programa Bibliotecas, Santa Fe, 2014.

Ochoa, Pedro, Tango y cine mundial, Ediciones del Jilguero, Buenos Aires, 2003.

Posadas, Abel, Mónica Landro, Marta Speroni, Raúl Campodónico, Cine sonoro argentino 1933-1943, tomo II, El Calafate, Buenos Aires, 2006.

Silva, Manuel, El arte de aprender a bailar, edición del autor, Buenos Aires, 1931.

Zubiaur Carreño, Francisco J., El Cine como fuente de la Historia, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, 2005.

Otras fuentes

Películas:

“¡Tango!”, Luis Moglia Barth, Argentina Sono Film, 1933.

“Los misterios del tango”, International DVD Group S.A, editado por GLD, 2004.

Internet:

Bonilla de León, Laura Edith, El cine como fuente para la Historia, FES Acatlán UNAM, en: https://es.scribd.com/doc/15764997/El-Cine-como-fuente-para-la-Historia

Zubiaur Carreño, Francisco J., El Cine como fuente de la Historia, en:

 

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