top of page

TOMÁS DITARANTO, PINTOR DEL MARTÍN FIERRO

Entrevista por Karina Bonifatti


El 7 de noviembre, en el Museo de Arte Popular (MAP) ‘José Hernández’ (avenida Libertador y San Martín de Tours) se inaugurió la muestra “Tomás Ditaranto, el pintor del Martín Fierro”. Un acontecimiento muy especial, que hace referencia a 1972, cuando al conmemorarse el centenario del lanzamiento de El gaucho Martín Fierro –conocido como “la Ida”, tras publicarse la Vuelta en 1879–, salió una versión tetralingüe (español, inglés, italiano y francés) ilustrada por Ditaranto, que resultó memorable. Sin embargo, al fallecer el artista en 1985, su obra ingresó en una suerte de ostracismo.

Felicitas Luna, colaboradora durante años de su padre Félix Luna en la legendaria revista Todo es Historia y actual directora del MAP, quedó encantada al recibir fotografías de la obra de Ditaranto; y durante un año y medio, junto al nieto homónimo del pintor, prepararon esta exposición, inaugurada en el marco de los 120 años del nacimiento de Tomás Ditaranto y el 190° aniversario del natalicio de José Hernández, que permanecerá abierta hasta el mes de marzo de 2025.

La exhibición se distribuye en cuatro salas. La primera presenta las ilustraciones del Martín Fierro, acompañadas de citas en secuencia narrativa, incluyendo los personajes del libro, como el sargento Cruz, Picardía y el Viejo Vizcacha. Las otras salas exhiben la trayectoria artística del autor, con obras de sus últimos años, cuando perdió la visión y pintaba a partir de sus recuerdos.

En la misma ocasión se anunció una propuesta revolucionaria para la difusión de estos materiales, que consiste en el “arte generativo” y los NFT (No Fungibles Token), una tecnología novedosa que Tomás –el nieto− intentó explicarnos en la entrevista que mantuvimos luego.

En la muestra, Felicitas Luna con algunos de los herederos del pintor:

Tomás, su hermana Laura, Adriana Tarulla y su hermano Juan Carlos.


Con Tomás Ditaranto (nieto) 

El departamento de Tomás es un espacio colmado de libros, cajas apiladas y cuadros en las paredes y detrás de las puertas. El sol entra por la ventana mientras él ofrece unos amargos y nos habla con entusiasmo de su experiencia con las obras de su abuelo amado.


Karina Bonifatti: ¿Cuándo comenzó a hacerse la maravillosa edición del Martin Fierro en cuatro idiomas? Con traducciones de Walter Owen (inglés), Folco Testena (italiano) y Paul Verdevoye (francés). ¡Con tapas de madera de más de 30 centímetros de alto!

Tomás Ditaranto: –Se hicieron muchas ediciones. En 1970 sale una con tapa de cuero de vaca con piel de solo 1.000 ejemplares, una especie de pre-edición. La edición de tapa de madera, plurilingüe, que vos tenés, sale entre 1972 y 1973 por diferentes editoriales. La del centenario es de editorial Libra. Y además otro Martin Fierro chiquito, solo en español, con tapa de madera también.

KB: –Yo tengo la de Editorial Latinoamericana (Edil). ¿De cuándo son los materiales expuestos en la muestra y cómo los conservaron?

TD: –El abuelo pintó todos los trabajos, bocetos y originales para el Martín Fierro en 1969, el año que yo nací. Son 164, creo, los originales que tiene el libro, y están los bocetos con sus anotaciones con las intenciones de cada dibujo. En total son aproximadamente 500 obras, contando los cuadernos, dibujos y todo lo que él iba armando para el libro. Nosotros conservamos lo que quedó, no tenemos todo. Eso se guardó y fue pasando entre familiares. Mi abuelo tuvo dos hijos, Hugo y Haydée. Hugo era mi papá y Haydée la mamá de mi prima, Adriana Tarulla, con quien trabajamos esto. La idea siempre fue tenerlo todo junto lo del Martin Fierro, porque es un patrimonio que debe conservarse junto, más allá de la obra de él, que es muy vasta; su trayectoria incluye más de 200 exposiciones en todo el mundo, la mayoría en Argentina.

KB: –En la muestra se ven pinturas de diferentes pueblos de Italia también.

TD: –Porque él nació en Montescaglioso, en la Basilicata. Su obra fue muy conocida en los años ‘60 y ‘70, pero después que él fallece, por cuestiones familiares, la obra se saca del mercado. Así pasa a formar parte de los grandes maestros olvidados.

KB: –Es una tarea de rescate, podría decirse.

TD: –Yo siempre seguí vinculado a la obra de mi abuelo en la parte de comercialización; conozco a los galeristas, iba con él a las galerías de arte, y después iba con mi papá y después tenía que vender obra y me la encargaban a mí. Siempre estuve relacionado con el mundo del arte plástico.  Y el abuelo fallece antes de toda esta locura del Internet y los teléfonos, si vos coordinabas con alguien, encontrarte era una cuestión de fe. Su laburo no está digitalizado. Por ejemplo, si buscás en Wikipedia no hay nada de mi abuelo. Y sin embargo, acá tengo una enciclopedia argentina, donde si buscás “Ditaranto” aparece: pintor argentino, etcétera. Yo ahora hice un experimento: le pregunté a la inteligencia artificial (IA), ¿me podés dar información sobre Tomás Ditaranto el pintor? Y me dice: Debe ser un pintor emergente. Entonces le puse: ¿te interesa saber quién era? Y dice: , toda la información que me puedas dar. Me pasé como 20 minutos cargando toda su biografía, la que nos ocupamos de resumir y unificar con mi prima, copié, pegué, subí, le expliqué todo. Y a los dos meses le pregunto: “¿Conocés al maestro Tomás Ditaranto?”. Y contesta: No, debe ser un artista desconocido. ¡Otra vez! No aprende... entonces resulta que la IA no sería tan inteligente, ¿no? En realidad, la IA chequea lo que vos le escribís contra Wikipedia, y si no está en Wikipedia entonces no tiene cómo chequearlo.

KB: –Me parece que hay niveles de acceso, el Chat GPT gratis te da hasta 2022 la información que tiene, o algo así, y la información posterior solo la tiene el GPT 5 o 6. O sea que habría mayor acceso para quien paga el servicio.

TD: –No soy muy entendido sobre el tema. La cuestión es que, con el reconocimiento como artista plástico que tenía el abuelo en la región de Basilicata, las autoridades italianas decidieron hacerle un homenaje en el Círculo Italiano, “El artista de dos mundos”; este evento fue un disparador para realizar la muestra actual y comenzar a visibilizar al abuelo.

KB: –A partir de ahí, ¿cómo reunieron los materiales que hoy están en el MAP?

TD: –Empezamos a agarrar los catálogos del abuelo, tengo guardados los catálogos desde la primera muestra que hizo, con las notas de todos los diarios, hasta la última. Es un trabajo monumental. Todas esas cajas que ves ahí [señala una pila de casi nuestra altura] son el archivo de mi abuelo. En 2023 fue el 50° aniversario de la edición del Martín Fierro de 1973, nos propusimos dar un ciclo de charlas, hicimos una muestra con un montón de obra en el Centro Cultural “Tomás Ditaranto” de Liniers. Él gestó toda su obra en el atelier de su casa del pasaje El Trébol 6874. Después de eso surge lo de esta muestra en el MAP, por un amigo que le hizo conocer nuestros originales a Felicitas Luna.

KB: –¿Cómo fue el trabajo con los curadores?

TD: –Nunca se habían mostrado ni los originales ni los bocetos. Paula Etkin, la curadora de toda la parte histórica, y Horacio Torres, el curador del MAP, vinieron acá, les fui mostrando los originales y empezamos a elegir  con un sentido. Paula, que sabe muchísimo sobre el Martín Fierro, iba organizando las partes.

KB: –El primer Martín Fierro salió en folletín en 1872. ¿Por qué era importante ilustrar esta obra?

TD: –La mayoría de la gente era analfabeta cuando salió, los versos se los aprendían de memoria y los transmitían de boca en boca. Eran importantes las imágenes, que la gente miraba y asociaba con lo que recordaba de los versos.

KB: –Hace años encontré una columna escrita en 1881 de Pablo Zubieta, el primero en publicar una crítica favorable al Martín Fierro cuando en la Argentina la obra era desmerecida: “Ustedes están ciegos, porque no saben lo que tienen”, escribió. Son cinco artículos del diario Las Provincias dirigido por Evaristo Carriego, que no lo vas a encontrar en Internet, sino en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional.

TD: –Precisamente, yo trabajo en que no se pierda lo que no está en Internet. Hace poco di una charla en el Centro Cultural Elías Castelnuovo, del gobierno de la ciudad, porque mi papá fue discípulo suyo. Les ofrecí que tenía cosas, libros de Elías, y me responden que no tienen dónde guardarlos. Ahora es todo a una velocidad que nadie se detiene, el que no escucha no entiende, el que no entiende no aprende y así es imposible.

KB: –¿Cómo era la rutina de tu abuelo, para pintar?

TD: –Él se levantaba todos los días a las 8 de la mañana, y se metía en el estudio arriba, necesitaba del sol; bajaba a comer a las 12 en punto, hacía una siestita y a la tarde muchas veces se iba a recorrer las galerías, trajeado con moño, y si no, se ponía a pintar otra vez. Disciplina y método, perseverancia, y un trabajo impresionante.

KB: –¿Conocés los términos en que le encargaron las ilustraciones del Martin Fierro?

TD: –Le hicieron un contrato, no sé por cuánto dinero, le pagan por el trabajo y él se queda con los bocetos. De los originales, no sabemos cómo fue que él se quedó con algunos.

KB: –Fuera del Martín Fierro, ¿cuáles cuadros se conocieron más?

TD: –La gente conoce los del norte argentino porque fueron famosos. Pero el abuelo no pintó solo el norte. ¡Pintó el sur! En la muestra hay toda una pared de Argentina donde se ve por ejemplo el Nahuel Huapi. Y pintó toda Italia. Acá tengo el del Parque del Retiro de Madrid. Y pintó África, ¡pintó de todo! Hizo todas las técnicas y todos los estilos. 

KB: –¿Quiénes eran sus maestros?

TD: –Alice y Rossi. Alice era director de la Academia de Bellas Artes, y se hicieron amigos, fueron amigos toda la vida. El abuelo estudió y se recibió en la Academia y después fue el primer fotograbador que hubo en la Argentina. Iilustró las revistas Billiken, El Hogar, Caras y Caretas, ¡tantas! Eran trabajos que le iban encargando. Y le fue muy bien, al punto que vivía del arte y pudo hacer catorce viajes, donde se quedaba año y medio en cada lugar.

KB: –¿Cómo definirías a tu abuelo?

TD: –¡Un personaje era! Un tipo súper tranqui, pero tenía su carácter. Cocinaba, tengo el recuerdo de la cocina. Cortaba todo y parecía una paleta de pintura. Y recuerdo el olor a óleo en el estudio de él, ¡no existe más ese olor! Eso cambió. 

KB: –En la generación anterior a la tuya, ¿cómo se conservó la obra?

TD: –Gracias a la abuela [María del Carmen Brindesi], porque él pintaba toda la semana y los viernes o sábados la llamaba, ella miraba todo y decía: ese, ese, ese y ese; se los llevaba a su pieza y desaparecían. Esos cuadros no se exponían porque eran los que a ella le gustaban. Porque el abuelo hacía una muestra, exponía 70 pinturas y 40 ya estaban vendidas antes de la inauguración. Y cuando terminaba el día de la inauguración estaba todo vendido, completo. Él no paraba de pintar y no por una cuestión comercial: no podía dejar de pintar.

KB: –Respecto de su estilo, ¿qué nos podés contar?

TD: Podía hacer una cosa completamente realista o surrealista. Una vez que aprendió todas las técnicas, adquirió su estilo. Grandes artistas de la época iban a estudiar con él. Había jóvenes que querían pintar cubismo, y él que venía de Europa y había estado en el estudio de grandes pintores (el Director del Museo del Prado era su amigo) les daba un lápiz y una hoja, les ponía la mano a la altura de los ojos y decía: dibujá, ¡y no podían! Entonces les decía que primero debían aprender a dibujar y después podrían dibujar lo que quisieran, moderno o clásico.

KB: –Claro, para romper las reglas hay que conocerlas.

TD: Y como le decían que él no pintaba moderno, para joderlos empezó a pintar moderno, pero hizo tres de esas obras nada más. Pintaba lo que quería. Era como Charly García que si quiere toca Beethoven. También es verdad que hay gente muy intuitiva, que no estudió y ejecuta bien un instrumento. Pero son excepciones. En general uno tiene que estudiar y trabajar muchísimo para lograr algo.

KB: –¿Ilustró otros libros?

TD: –Sí, como cien. Acá tengo Argentina indígena, editado en Buenos Aires en 1967 con muchísimas ilustraciones suyas. Hay otros más importantes, con Félix Coluccio.

KB: –Félix Coluccio hace el análisis preliminar y el vocabulario de la edición que tengo yo del Martín Fierro del 73. Te escuché decir que tu abuelo estaba muy identificado con el folklore.

TD: –Es porque su estilo tiene que ver con esos personajes del norte, que pintó mucho. Pero también pintó Brasil o Venecia. La misma cantidad de obra que pintó de Purmamarca la pintó de Roma o de Madrid. En realidad, no se conoce. Y ahora lo que estamos haciendo con la familia es mostrar que pintó toda Argentina, Europa, los cuadernos de viaje, Marruecos, para que se vea un poco más su obra.

KB: –¿Cómo hacía para pintar en sus últimos años estando ciego?

TD: –Le pedía a la abuela que le pusiera los colores en la paleta, le hacía un dibujo indicador del lugar donde iban, que lo enmarcamos y está en la muestra. Mi abuela le distribuía los colores y él empezaba a pintar a partir de la memoria. Es interesante porque entonces pinta lo que recuerda. Es una obra totalmente moderna, para mí es la mejor parte de la obra suya, en esta etapa es increíble lo que hace.

KB: –Un buen tema para investigar.

TD: –En el transcurso de la muestra vamos a dar una charla, mi prima va a hablar de neurociencia y arte, ella se ocupa de eso. Una charla basada en el período ciego, qué pasa con esa obra.

KB: –Explicame por favor la novedad tecnológica que comentaron en el MAP.

TD: –Con un artista que tiene tanto material, había que buscar la manera de mostrarlo, porque al seleccionar nos daba la sensación de que todo había que ponerlo. Entonces un día Felicitas Luna presenta un proyecto que permite implementar la última tecnología disponible y gana el reconocimiento de una organización llamada “We are Museums”. Felicitas llama al Departamento de Tecnología de la Universidad Católica Argentina, habla con Gabriela Serkin y vienen a ver los originales del Martín Fierro. Escaneamos todas las ilustraciones y se la enviamos a México a Heliodoro Santos, uno de los principales exponentes del arte generativo, en NFT (non-fungible token, en inglés). A partir de esas obras elabora otra, digitalizada, con movimiento y efectos especiales, que se expone en diversas pantallas y además tiene un código especial para transferirla. Este reconocimiento fue adjudicado a solo 10 museos en el mundo y el MAP fue el único de Latinoamérica (se presentaron más de 350 museos).

KB: –No entiendo, ¿qué es eso?

TD: –Es un activo digital único que hace arte generativo, que lo genera un código de computadora. Es criptoarte, arte digital. Yo tengo el cuadro acá, en mi teléfono, soy el propietario, y si quiero lo vendo. Hay un mercado de esto. Por supuesto, trabajamos muchísimo con este artista mejicano, que es una maravilla.

–Tampoco sé qué es criptoarte, y no le voy a preguntar a la IA.

–Lo bueno de esto es que tiene una visibilidad mundial. Yo le decía a Heliodoro: ¿no me lo podés explicar de otra manera? Y dice: “Mirá, en el año 80 nosotros queríamos escuchar un tema de Queen, íbamos a la galería a comprar el disco y lo traíamos, lo poníamos en el tocadiscos y escuchábamos el tema. Tenías el disco físico. Hoy prendés los parlantes de bluetooth, vas a spotify y ponés el tema”. Es lo último de lo último, aunque en Argentina ni se conoce. Heliodoro hizo obras de arte basadas en 40 obras de Tomás Ditaranto. Entonces dijimos: ¿qué hacemos con esto? ¿Lo vendemos? ¡No, lo regalamos como souvenirl! Escaneás un código QR y te genera un cuadro que es tuyo y que es único, diferente a todos los demás. Es difícil de entender para nuestra generación. Decidimos regalarlo como souvenir digital, por supuesto no todos los días, regalamos cierta cantidad en la inauguración, en La Noche de los Museos, y otro día se va a volver a regalar, hay una cantidad determinada. Es una manera de acercarle el arte clásico a las nuevas generaciones, meterle tecnología, te guste o no, lo entendamos o no.

KB: –¿Y cómo influyó esto en la difusión de la obra de tu abuelo?

TD: –Estaban los directores y los curadores de 10 museos, todo online se hizo. Entonces lo presentó Gabriela Serkin en inglés. ¿Y cómo le explicás un gaucho y la pampa a los suizos, a los franceses? “The hacker of the pampas”. La cuestión es que a través de esto que tiene visibilidad masiva a nivel mundial, se empezó a nombrar a Ditaranto y en todos estos museos saben quién es, empezaron a llamarnos de un montón de lugares.

Por estos días se inaugurará otra muestra con 71 obras de Ditaranto en el Castelo Lagopesole, un símbolo de la Basilicata construido hace más de tres siglos.

Nuestra idea era darle visibilidad a la obra del abuelo acá, pero salimos en la tele en Italia, el presidente del Consejo de la Región Basilicata, junto con otras autoridades, vino a visitar el Museo [ver video], y hasta el Papa Francisco recibió un cuadro del abuelo, entregado por nuestra familia en Italia hace unos años.


video del CONSIGLIO REGIONALE BASILICATA

 

Komentarze


Posts Destacados 
bottom of page