Celestina Stramigioli
Profesora de historia e investigadora
El pofesor Jorge Staude vivió en Yavi, provincia de Jujuy, en los años 70. Allí fue contactado por el Fondo Nacional de las Artes que, por entonces, estaba formando su colección de artesanías tradicionales bajo la lúcida dirección del investigador salteño Augusto Raúl Cortazar.
Habiéndome especializado en textiles tradicionales, cuarenta años después, en el Fondo Nacional de las Artes, me tocó catalogar las piezas textiles adquiridas por el profesor Staude. La casualidad −o causalidad− hizo que lo encontrara por el año 2014, cuando él tenía 81 años y atesoraba más de 300 piezas de tejidos del área jujeña. Hoy soy responsable de esa colección.
En periódicos viajes a Jujuy pude conocer a las pocas artesanas que todavía tejen en telar de cintura. Con ellas ingresé al universo textil del área, con sus piezas más representativas, usos y motivos… Comprobé que los tejidos ancestrales están presentes en la memoria colectiva de la población local. Y ausentes en museos u otros lugares de reconocimiento y valoración.
Hoy muchos de aquellos tejidos han sido reemplazados por sustitutos industriales, las zonas rurales se han despoblado, los hombres buscan empleos que les aseguren un ingreso fijo y las mujeres realizan tejidos fácilmente comerciables. Sin embargo, chuspas y fajas siguen siendo piezas significativas en su vida cotidiana, al igual que los rebozos.
Como muestra, algunos pantallazos: las chuspas se cuidan celosamente para ser utilizadas en la ceremonia familiar de la señalada –cuando se señalan los animales nacidos en el año−, cumpliendo una función importante en el agradecimiento a la Pachamama y pedido de fertilidad para el próximo ciclo.
Las fajas son apreciadas por cuidar la cintura en los trabajos en el campo, pero van cubiertas por otra prenda, hábito adquirido durante siglos de discriminación. Los rebozos de la Puna y la Quebrada son bastante austeros, pero los del departamento Valle Grande lucen coloridas flores bordadas en ellos.
Perdura el uso del hilo lloq’e; desde tiempos prehispánicos se trata de un hilado en sentido contrario al empleado en el tejido, formado por dos hebras, una blanca y una negra, y tiene un sentido protector. Con ese hilo se cortaba el cordón umbilical en los partos caseros.
Y con hilo lloq’e se hace el cordón del muerto, cuyo origen es un capítulo aparte; aquí basta decir que se coloca en la cintura del difunto para que lo proteja en su viaje al más allá.
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