EL ORIGEN SECRETO DE SAN MARTÍN: aportes desde el psicoanálisis
- FOLKLORE DE UNA
- hace 1 día
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Roxana Yattah
Psicoanalista, pintora, publicista: roxyattah@hotmail.com

Hace más de dos décadas se planteó la investigación con fines de conocer el origen del Padre de la Patria, don José de San Martín. Se trataría de algo que él mismo mantuvo en secreto: hijo de su nodriza, la indígena guaraní Rosa Guarú, con el capitán de la Armada española don Diego de Alvear y Ponce de León, quien visitaba la casa del teniente gobernador de Yapeyú, Juan de San Martín. Un dato guardado bajo llave por la “historia oficial”.
Sin embargo, el relato oculto pugna por salir. Lo conocen sobre todo varias ramas de descendientes de los Alvear, por un lado, y por otro los Cristaldo, apellido que adoptó Rosa Guarú y su extensa descendencia. En la región misionera y en Yapeyú, donde transcurrieron los hechos originarios, es vox populi que circula de boca en boca, de mayores a jóvenes. Pero hasta hace poco los datos no se mostraban a cielo abierto. El mandato de silencio mantenido entre los Alvear, revelado por una nieta de don Diego, consta en las confesiones de El manuscrito de Joaquina, libro de Hugo Chumbita y Diego Herrera Vegas (2019).
Acerca de la trascendencia del asunto, en otro texto, El secreto de Yapeyú, se explica:
“El mestizaje americano es un hecho de magnitud sin precedentes en la historia universal.
Sometidas por necesidad o voluntariamente, las mujeres indígenas fueron codiciadas como amantes pero menospreciadas como personas.
Los vástagos de esas relaciones debieron cargar con un desgarramiento insanable, una radical soledad.
La disparidad, la falta de fusión espiritual entre los padres privaba a los hijos de … "el calor doméstico", que fija la tradición familiar anudando como una red el pasado y el porvenir.
La ‘falta de lugar’ establecido en el orden colonial hizo de los mestizos un sector revulsivo” (Chumbita, 2014: 47-48).
Hay que ubicarse en la subjetividad de la época, en la que el mestizaje era considerado, incluso legalmente, como una condición de inferioridad. Un joven de esa condición no podía ingresar a la carrera militar ni podía acceder a las posiciones sociales más ventajosas. José de San Martín accedió a su carrera de oficial en España presentado como hijo legítimo del matrimonio del capitán Juan de San Martín.
En el año 2000 Chumbita presentó un adelanto de la investigación en el Congreso Internacional Sanmartiniano, donde trataron de refutarlo, y cuando propusieron en el Senado realizar la prueba del ADN, el Instituto Sanmartiniano se opuso en forma terminante, atribuyendo todo a “una conspiración subversiva indigenista” (Chumbita, 2014: 13).
Como en el cuento “La carta robada” de Edgar Allan Poe, la verdad está ahí, a la vista de todos, pero la Justicia no la ve. Sigue operando en sentido contrario, para obstruirla, prohibirla, ocultarla. Pese a un pronunciamiento favorable de la Cámara de Diputados de la Nación, en el poder judicial se rechazó autorizar el estudio de ADN, y oficialmente el asunto parece estar en un callejón sin salida.
¿Momento de concluir?
Estamos ante un problema, y Lacan (1985) señala tres tiempos en la aproximación a un problema: instante de ver, tiempo de comprender y momento de concluir. A propósito de la investigación aludida, en estos años se dio a conocer el problema, fundamentando desde distintos ángulos la importancia de develar un secreto que lleva ya dos siglos, aportando pruebas, realizando entrevistas a conocedores de la tradición, rescatando documentos que pasaron desapercibidos en su momento y a la luz de estas revelaciones cobran nueva significación. En este largo tiempo de comprender, muchos han sido los textos y testimonios que iluminan la cuestión.
Como hipótesis de trabajo, en el caso de San Martin habría cierta analogía entre el silencio de su identidad encubierta, socialmente no admitida, y los mecanismos de represión propios de la neurosis, que suele ser el material de trabajo en las sesiones analíticas. El análisis parte de los síntomas que presenta un paciente, lo que no anda, aquello disruptivo que le molesta, le trae sufrimiento o incomodidad; y la pesquisa, por parte del analista, de los tropiezos, actos fallidos, lagunas en la memoria que aparecen en el discurso del paciente y le permiten acceder a las causas inconscientes de aquello que está fuera del campo de la conciencia, aquello que ha sido reprimido (según una primera lectura clásica de Freud). El trabajo del psicoanálisis consiste en “levantar estas represiones”; en otras palabras, hacer consciente lo inconsciente.
Cuando algo de esta verdad ocultada inconscientemente es revelado, el paciente sufre una conmoción; sucede que la interpretación produce por lo general llanto, rabia, angustia, dolor; jamás indiferencia. ¿Por qué? Porque se trataba de material reprimido, como si algo guardado, sofocado, fuera por fin liberado.
Aquí es importante advertir otro aspecto: una verdad del inconsciente no requiere legitimación exterior, ni pide pruebas verídicas, es así para ese sujeto. Es una verdad subjetiva, y desmentirla produce los efectos mencionados.
Volviendo a San Martín, la investigación que implica la revelación y remoción del secreto, nada menos que sobre la filiación del Libertador, estaría en un impasse. Se interponen prejuicios, derivados de una mentalidad obsoleta, incompatible asimismo con las nuevas lecturas que provienen del campo social y científico. Por otro lado, hay un reclamo legítimo de esclarecer la verdad. En ese sentido, estaríamos más cerca del momento de concluir, dando por sentado lo que ya es sabido, abriendo las compuertas que lo mantienen aprisionado. .
El “nombre-del-padre”
El concepto del nombre del padre corresponde a la primera época de la enseñanza de Lacan, donde da relevancia al registro simbólico, remarcando la importancia de la palabra y la historia de un sujeto. Constituye el anclaje del sujeto en el mundo simbólico, las coordenadas que lo sostienen. Básicamente es un ordenador en la vida de un sujeto, referido al lugar de nacimiento, señas culturales, religión, valores morales, en sentido amplio. El padre como portador de la Ley y transmisor de la cultura.
Al tratar el tema del origen mestizo de San Martin, el aspecto más emotivo y crucial es el de la madre indígena: el dato más retaceado, que ha sufrido la represión y resulta insoportable para una mentalidad prejuiciosa. Pero ambos progenitores cayeron bajo el silenciamiento.
Nos preguntamos: haber recibido una identidad que no era la auténtica, ¿qué efectos podía tener en el posterior desarrollo de la personalidad de San Martín? Y además ¿qué consecuencias en otros hechos cruciales de nuestra historia? Pensamos que no resulta indiferente un origen u otro para comprender el devenir de un sujeto. La función paterna, como nombre-del-padre, ubica la raíz de una persona; de no ser así, el efecto sería el de una deriva constante. Esto aparece como un observable clínico, altamente frecuente en las neurosis.
Son interesantes las tramas ocultas de lo que se dice y lo que se calla. Entre los Alvear, muchos estaban al tanto del secreto familiar. Existen testimonios de que el presidente Marcelo de Alvear impuso a su familia y al doctor Sánchez Viamonte callar, silenciar una investigación y destruir documentación; y por otro lado, se enorgullecía ante su secretario D’Andrea Mohr de ser descendiente directo de San Martin (Chumbita, 2014: 62-63, 16).

El caso de Joaquina
De todas las pruebas y argumentaciones, hay una que resulta privilegiada: las memorias que como un diario íntimo escribió Joaquina de Alvear. Hija de Carlos de Alvear, educada en los altos círculos sociales, se casa con un rico comerciante y en viaje a Europa visita a su “tío carnal” José de San Martín. En su madurez, recluida en una estancia, declara, entre otros parentescos ilustres, ser la sobrina carnal del libertador.
Da la casualidad que Joaquina escribe su manuscrito en la época de los primeros avances de Freud en materia del Inconsciente, en esta nueva ciencia que afloraba en el viejo continente, y en particular sus estudios sobre las histéricas y la insatisfacción femenina, que solo él decidió escuchar, dándoles un lugar. ¿No coinciden estos casos de Freud con el agobio que sentiría Joaquina en su adultez, encerrada en su casa, sin estímulos intelectuales? Ella, acostumbrada a departir con personajes que harían la historia, que participaron en gerras y gobiernos, se abrió camino para salir y comunicarse. Cometió quizás un desliz al citarse con el entonces presidente Sarmiento, por lo que su esposo encontró la ocasión para acusarla, encerrarla y de paso despojarla de sus bienes. Diagnóstico: “erotomanía”.
Hoy que tanta agua ha corrido bajo el puente, mujeres como Joaquina serían escuchadas de otro modo. Ella pensaba en el amor, en las glorias pasadas de su familia, se identificaba con su padre y su abuelo que habían puesto un pie en la Historia. No menos orgullo y aprecio sentía hacia ese tío carnal, héroe libertador de América, concebido por “una indígena correntina” como anotó, según la versión que escuchara en su propio hogar.
Saber la verdad
La ciencia siguió avanzando hasta nuestros días, y las innovaciones tecnológicas permiten constatar identidades a partir de análisis del ADN. En nuestro país, las Abuelas de Plaza de Mayo lo aprovecharon para buscar los rastros de sus hijos, los cuerpos de los desaparecidos y la restitución de los nietos apropiados. Esta tarea militante ha calado en la conciencia de la población para asumir las banderas de Memoria, Verdad y Justicia. En este contexto cobra un nuevo sentido la pregunta por la identidad del padre de la Patria, considerada como una cuestión central a desentrañar, con todas sus implicancias subjetivas, sociales e históricas.
Por su envergadura, ¿podríamos llamar a este caso un secreto histórico, o histórico-político? ¿un secreto constitutivo de la Patria, un secreto nacional? ¿Se trata de un “eslabón perdido”, prohibido investigar? ¿Una identidad buscada y perdida antes de comenzar?
Sería esperable una primera persona del plural, construir un “nosotros” que articule las voces de un reclamo para enfrentar tan complejo entramado. No menos puede implicar la remoción de un misterio que se ha prolongado a lo largo de tanto tiempo e interesa develar a todos los pueblos del continente involucrado.
Bibliografía
Chumbita, Hugo, El secreto de Yapeyú. El origen mestizo de San Martin [2001], Buenos Aires, Editorial Octubre, 2014.
Chumbita, Hugo y Herrera Vegas, Diego, El manuscrito de Joaquina, San Martin y el secreto de la familia Alvear [2007], Buenos Aires, Ciccus, 2019.
Lacan, Jacques, “Función y campo de la palabra y del lenguaje en el psicoanálisis”, Escritos 1, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 1985.
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