Gustavo A. Campodonico
Psicólogo, investigador, autor y compositor de folklore
Hacia 1899 el joven Andrés Chazarreta daba sus primeros pasos en el magisterio santiagueño. Tenía 23 años. Se había recibido de Maestro Normal en 1896 y rápidamente había comenzado su labor en el ámbito educativo: primero como docente en un internado particular y luego como director de la escuela católica La Merced, ubicada a una cuadra de su hogar en calle 24 de septiembre 428, donde vivía con sus hermanos mayores y su abuela Agustina. Aún no formaba parte del plantel docente de las escuelas públicas de la provincia, pero prontamente lo haría.
Hijo natural de Andrea Chazarreta, proveniente de una familia humilde, el ingreso al magisterio le brindaba la posibilidad de ascenso social y de pertenencia al reducido ámbito letrado de la ciudad.
La capital santiagueña tenía a la sazón una población de 10.500 habitantes aproximadamente (Olaechea y Alcorta, 1899), 60% de la cual era analfabeta, porcentaje que aumentaba al 85% si consideramos la provincia entera (datos elaborados a partir del Censo Nacional de 1895). Es en este contexto que las ideas de modernización y progreso, en boga en nuestro país por la generación liberal y conservadora del ‘80, encontraron en la educación la principal herramienta para dejar atrás los tiempos de atraso y relegamiento relativo que las provincias del interior presentaban respecto a Buenos Aires. A través de la expansión del sistema educativo y de la red ferroviaria, el interior nacional se abría paso a la modernidad y al progreso anhelado.
El sistema educativo santiagueño se encontraba pues, en plena etapa de modernización y expansión a fines de siglo XIX, bajo el impulso del gobernador Dámaso Palacio, quien nombró a Maximio Victoria a cargo del Consejo General de Educación de la provincia en noviembre de 1898 (Jugo Suárez, 2018: 16). Como parte de ese proyecto, se fundó la revista Los Anales de la Educación, a través de la cual se difundieron las ideas positivistas del proyecto educativo moderno, como así también los asuntos administrativos del Consejo. Su primer ejemplar se publicó en febrero de 1899 y su distribución era gratuita a todo el personal docente de las escuelas de la provincia.
A su vez, se comenzaron a dictar las conferencias pedagógicas como complemento a la formación y capacitación docente, y como espacio de reflexión e intercambio pedagógico entre maestros y la comunidad. En ellas se brindaban lecciones y exposiciones de diversas temáticas: historia, geografía, educación física, entre otras, que alternaban con declamaciones, ejecuciones musicales y lectura de trozos literarios (Victoria, 2018: 149, 254).
En aquel año, estas conferencias se celebraron de mayo a octubre los días jueves por la tarde, con una frecuencia variable entre semanal y quincenal, repitiéndose su dictado en los años siguientes. Podían asistir tanto maestros, alumnos como así también cualquier persona interesada en la educación: “Son verdaderas asambleas públicas las que celebra el personal de las escuelas de la capital, contentando así a los poderes, padres de familia y a toda persona que se acerca a ellas, ilustrando no tan solo con lecciones desarrolladas, sino también con trozos literarios, musicales, construcción y resolución de diferentes problemas de trabajo manual y hasta de artes y oficios” (Victoria, 2018, p. 149). Sus programas se publicaron en los sucesivos ejemplares de Los Anales de la Educación, escritos por Moreno Saravia, quien era redactor de la revista e Inspector General de la provincia, y dirigidos al Consejo General de Educación.
En la tarde del 28 de septiembre de 1899 se llevó a cabo una conferencia pedagógica que parece no tener nada de especial, a no ser por la presencia de un joven maestro al piano, cuya presentación parecía destinada a perderse entre lecciones de enseñanza de geografía. Nada más común en estas conferencias que se alternaran las lecciones con trozos musicales. Pero no era cualquier trozo musical y no era cualquier joven maestro: era Andrés Chazarreta ejecutando una chacarera.s
Se trata del primer registro escrito de Andrés Chazarreta con la música criolla y consecuentemente, de su mención más antigua ejecutando una chacarera hasta la fecha. Es también su primera presentación pública como músico ejecutante de música criolla de la que se tiene registro actualmente. Tenemos que esperar hasta el 22 de agosto de 1906 para llegar a su presentación de la Zamba de Vargas en el Teatro Cervantes de Santiago del Estero, que marcó el puntapié de su carrera formal (Chazarreta, 1949, p. 9).
Puede resultar curioso destacar la ejecución de una chacarera en la ‘Madre de Ciudades’, pero en 1899 era más anacrónico de lo que se piensa comúnmente; más aún en el marco de una conferencia de carácter educativo, público y oficial. Este hecho se aprecia al revisar los programas publicados de las conferencias dictadas aquel año: canciones
españolas, italianas, polkas, piezas de salón,
mazurkas, gavotas, vals, schottisch, trozos de,
ópera italiana (de Verdi, de Boito), sinfonías, hasta marchas rusas y brasileras... pero nada de
música nativa (Victoria, 2018: 130-133; 179-181). Apenas se encuentra una zamba como parte de un “baile infantil” por “niñitas de primer grado” (Victoria, 2018: 179), pero nada más. La ciudad miraba al “progreso” abrazando la música de salón de raigambre europea que le llegaba de la cosmopolita Buenos Aires, dando la espalda a la música criolla de la campaña santiagueña, que poco a poco se iba perdiendo. La ejecución de Chazarreta era una excepción. Andrés estaba dando su primera batalla.
Según los datos que brinda Carlos Vega en sus Apuntes para la historia del movimiento tradicionalista argentino (entrevista a Chazarreta en Santiago del Estero, 1935, y ubica en 1902 el comienzo de las lecciones formales de teoría y solfeo que recibió de Octavio Estevan), y las referencias del propio Andrés en el número cincuentenario de El Liberal en 1948, no contaba a la sazón con formación musical formal, por lo que el aprendizaje y ejecución del piano era de oído: “Llegado a la edad de mi juventud, aprendía a ejecutar de oído diversos instrumentos, como el acordeón, guitarra, piano, mandolín y violín, y allá por el año 1900 el profesor Octavio Estevan viendo mi disposición artística, me enseñó gratuitamente la teoría y solfeo de la música, dejándome en condiciones de poder aplicar esos conocimientos a los instrumentos que por fin había aprendido” (Chazarreta, 1948: 273).
Se advierte que este primer registro de Chazarreta fue como ejecutante de piano en lugar de la guitarra, con la que llevara a cabo toda su obra posterior. El piano era el instrumento presente en la escuela e iba de la mano con la enseñanza formal de la música europea; su ejecución brindaba un prestigio social que lo insertaba en el reducido ámbito culto de la capital santiagueña del último suspiro decimonónico. Pero lo interesante aquí es que al interpretar una chacarera al piano en una conferencia pública, Andrés brindaba un mensaje, aquel mensaje que lo acompañó toda su vida: rescatar nuestra música criolla y visibilizarla en la ciudad, en la urbe civilizada, a la par de la música europea. Don Andrés fue un precursor en buscar que la música nativa, que aún sobrevivía en la campaña santiagueña y fuera de allí era relegada únicamente al circo criollo, pudiera interpretarse en un salón, en una conferencia, en un teatro; es decir, en el “ambiente culto” de las ciudades. La música criolla debía ser integrada a la modernidad de la ciudad y no dejada atrás en el camino; era nuestro arte. Él lo vio claramente, pero como todo pionero enfrentó constantes obstáculos: recordemos que en 1911 el gobierno de Santiago del Estero le impidió utilizar el flamante Teatro 25 de Mayo por estar destinado a compañías de primer orden solamente, y un episodio similar vivió en Tucumán tiempo después (Vega, 1981, págs. 114, 122). Serían largos años de lucha y perseverancia. Por ello la importancia de este temprano hallazgo que nos muestra que en las postrimerías del siglo XIX ya se empeñaba por introducir la música criolla en la ciudad y en los ambientes letrados.
Por último, no se encuentra especificado dónde se llevó a cabo la conferencia del 28 de septiembre de 1899 y por ende la ejecución de Chazarreta, pero según las referencias recogidas fue en la Escuela Sarmiento o en la Escuela Zorrilla de la capital santiagueña. La conferencia pedagógica inaugural celebrada el 11 de mayo de 1899 se realizó en la escuela Sarmiento, según consta en su programa (Victoria, 2018, p. 130). A su vez, en Intelectuales, Normalismo y Conferencias Pedagógicas en Santiago del Estero de Jugo Suárez (2019) se describen dos conferencias pedagógicas realizadas en agosto y septiembre de 1900, ambas llevadas a cabo en la Escuela Zorrilla. El mismo autor realiza uno de los trabajos introductorios a la publicación digitalizada de Los Anales de la Educación por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santiago del Estero, donde, refiriéndose a estas conferencias, afirma que se realizaban en la escuela Zorrilla y Laprida (Jugo Suárez, 2018: 17), mas no he podido recabar ninguna referencia directa respecto a esta última. Por otra parte, en la revista Estímulo y Defensa del 1 de septiembre de 1903 se lee respecto del lugar de realización de las conferencias pedagógicas: “en el local de costumbre –escuela Zorrilla” (Díaz, 2017: 167). A su vez, ambas escuelas tenían piano y tenemos registro de que el piano de la Escuela Sarmiento fue puesto a punto en 1899: en la sesión del Consejo General de Educación del 28 de marzo de 1899 se aprueba el pedido de afinación del instrumento por parte del director del establecimiento (Victoria, 2018: 123) seis semanas antes de la conferencia inaugural, y en la sesión del 29 de mayo se registra el pago del trabajo de afinación (Victoria, 2018, p. 174). De acuerdo a las referencias citadas, es posible conjeturar que las conferencias pedagógicas celebradas en 1899 se llevaron a cabo o bien en la Escuela Sarmiento o en su defecto alternando su realización entre la Escuela Sarmiento y la Escuela Zorrilla, y desde el año siguiente parece haberse afianzado esta última como el lugar predilecto de realización de las mismas.
Se cumplen 125 años de aquella primera ejecución de una chacarera al piano por Andrés Chazarreta en la ciudad de Santiago del Estero. Rescatarla del olvido es un aporte más al enorme acervo cultural de nuestro país y a la memoria del Patriarca del Folklore.
Bibliografía
Chazarreta, Agustín, El eterno juglar. Andrés A. Chazarreta: su vida y obra, Buenos Aires, Ricordi, 1965.
Chazarreta, Andrés, “Andrés A. Chazarreta, sus luchas por imponer la música nativa”. El Liberal. Número del Cincuentenario, 3 de noviembre de 1948.
Chazarreta, Andrés, Juicios acerca de la obra folklórica de Andrés A. Chazarreta, Buenos Aires, Imprenta López, 1949.
Díaz, Ramón A., Estímulo y Defensa 1903-1905: Órgano de la Sociedad Magisterio Santiagueño, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santiago del Estero - Biblioteca Popular Sociedad Sarmiento, 2017; en:
De la Fuente, Diego G., Segundo Censo de la República Argentina, mayo 10 de 1895, tmo II, Buenos Aires, Taller Tipográfico de la Penitenciaria Nacional, 1898; en:
Jugo Suárez, Armando, “Maximio Saba Victoria y su relación con Santiago del Estero” en Victoria, Maximio S., Los Anales de la Educación: 1899-1900, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santiago del Estero, 2018, en:
Jugo Suárez, Armando, “Intelectuales, Normalismo y Conferencias Pedagógicas en Santiago del Estero. Finales del siglo XIX”, Antigua Matanza. Revista de Historia Regional, vol. 3, núm. 1, 2019; en: https://doi.org/10.54789/am.19ª
Olaechea y Alcorta, Baltasar, “Nociones de Geografía de Santiago del Estero”, en Victoria, Maximio S., Los Anales de la Educación: 1899-1900, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santiago del Estero, 2018; en:
Vega, Carlos, Apuntes para la historia del movimiento tradicionalista argentino, Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación, Instituto Nacional de Musicología Carlos Vega, 1981.
Victoria, Maximio S., Los Anales de la Educación: 1899-1900, Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santiago del Estero, 2018; en: https://www.santiagocultura.gob.ar/libros/los_anales_de_educacion_en_azul.pdf
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